sábado, 31 de marzo de 2012

El "Factor Sorpresa" del mes: El arte de "Coquette Boudoir"

En la ultima editorial, titulada "Factor sorpresa" poníamos el significado del termino como metáfora al arrebato súbito que debe instalarse y romper cualquier cronograma preestablecido, más aún si llegaba de la espontaneidad que produce una creación artística.  Cuando Jimena Carballeda nos comentó su nueva sesión de fotos para "Coquette Boudoir" - y nos sugirió, con esa humildad que tienen los artistas cuando hacen algo maravilloso, que quizás podría gustarnos para Fatale-  sospechamos que estábamos una nuevo caso arrebato artístico, ante un ejemplo vivo de factor sorpresa. 

lo resta deleitarse  






 

lunes, 26 de marzo de 2012

Jimena Carballeda. Fotógrafa y mentora de "Coquette Boudoir"

Primera parte: 

"Me inicié en la fotografía desde bastante chica, tendría aproximadamente unos 19 años
Siempre me llamo la atención el poder detener el tiempo y plasmarlo en un papel. 
Y luego, con el correr de los años y el advenimiento de la fotografía digital, me di cuenta que no solo podía detenerlo sino también ¡Retocarlo!
En cuanto a estética, la época que abarca entre los años 20´s y 60´s me parecen fascinantes. Y unir la fotografía con esa estética me parece genial
Cuando coincidimos con Vero en el proyecto ¡más segura estuve!
Entonces pensé...si logramos ser amigas, socias y confidentes ¿cómo no vamos hacer las fotos mas lindas que existan?" 






martes, 20 de marzo de 2012

CFP o el triángulo de amor más bizarro. Por Charlotte Sometimes

Por fin estaban ahí los dos, los hermanos P, para mí.  C con esa mirada fija en la mía y F con la suya perdida, tanto como él.  Los huesos de la cadera de C golpearon contra los míos cuando me tomó de la cintura y me empujó hacia él; F puso sus dos manos en mis glúteos, acariciando de abajo hacia arriba y apretó las muñecas de C, pude sentirlo en mi espalda. C besaba intermitentemente mis labios mientras F recorría mi nuca con su lengua; C tomaba mi cara y F masajeaba mis tetas. Los dos estaban erectos. No pudo haber mucha previa, desde que lo habíamos planeado las fantasías de los tres se habían disparado tan violentamente que en ese instante, en el que me tenían entre sí, los dos me penetraron a la vez previo asentimiento entre ellos. Parados, como estábamos, me levantaron en andas y ahí estaba yo, entre los hermanos P, sostenida, volando de gozo. Las embestidas estaban musicalmente coordenadas. Sentía derretirme de placer, tenía el aliento de C en la cara, el de F en la espalda, con un brazo rodeaba a uno, con el otro, al otro. Primero F, luego yo y finalmente C llegamos al orgasmo. Sin respiro me arrojaron en el sillón y otra vez nueva sucesión: por donde había entrado C ahora era el espacio de F y así, comía muy suavemente mi coño inflamado; C lamía mi culo con tal esmero que lo deseaba dentro de mí. Yo no los toqué, me limité a besarlos profundamente. Me acomodé, me senté en la cara de F mientras C me penetraba por detrás. Ensordecí producto de mis propios gritos. Los orgasmos se sucedieron incontablemte. Agotados, exhaustos, de regocijo, dí por terminada la sesión. Latían todos mis órganos. Pero no había concluido. Alta -¡altísima!- fue mi sorpresa cuando F se levantó del sillón y se sentó sobre ese falo aún tieso, firme de C y comenzaron los hermanos lo suyo. Fue la única vez que interpreté haber cruzado límite alguno.

viernes, 16 de marzo de 2012

Erotismo gastronómico. Vomito divino. Por Leland de Lely “El Abuelo”

Y un día Dios se emborrachó…
No creo que con vino, ya que su fantasía humana, no llegaba- aunque divina- al tetabrix (ni siquiera al chateaux…o al borgoña, por situarlo en los viñedos del país donde Pedro construyó su Iglesia) pero se emborrachó miserablemente.
¡Y en su delirio decidió crear al mundo!
Imagínenlo. No como un viejecito de pelo y barba blanca, ni con el cuerpo de su bienamado hijo Jesús, ni como blanca paloma pervertida de ojos azules seduciendo y fecundando vírgenes menores de edad. Imagínenlo como Dios, a nuestra imagen y semejanza…borracho, solo, en la inmensidad de una estepa.
Esa enorme bola de energía que llamamos Dios empezó a desparramar naturaleza sobre el desierto, nubes, árboles, animales, ríos, montañas, nieve, sol, día, noche…
Vómitos y vómitos de estrellas, agujeros negros, planetas, …
Babas y mas babas de cometas, asteroides, escarabajos, mortadela (no, eso vino después) y en ese inmenso “big bang” de una resaca desbordante e incontenible, se le escapó el alma ( yo no se por dónde, pero me lo imagino) y del barro contaminado nació la primera bacteria, el primer soplo de vida del que después, triunfante, nacería el hombre ( y la mujer, por supuesto, por supuesto…)
La historia de las consecuencias de esa monumental borrachera la conocemos todos, pero lo que nunca recordamos, lo que jamás nos preguntamos es porqué Dios decidió emborracharse hasta tal punto…
Y es que Dios estaba muy solo.
Debió ser terrible la soledad de Dios…
Si nosotros, pobres cucarachas con menos energía que una pila no alcalina, sufrimos tan atrozmente la soledad que no nos alcanzan todos los alcaloides inventados para perder la conciencia cuando la sufrimos, imaginen al pobre Dios, sentado en su trono de Nada e Infinito, sin tener qué hacer…sin Tinelli en la tele ni el culito al aire de sus bailarinas, sin fútbol, sin amante, sin amigos…porque ¿qué amigos podía tener Dios si todavía no estábamos creados?...¿qué amigos puede tener Dios hoy en día que ya lo estamos?...
Y sí, ya que lo están pensando…tal vez Dios creó a todas las criaturas sexuadas sólo para motivarse y en esa mayúscula masturbación darse cuenta que, al fin y al cabo, para algo servía la creación.
No se si Dios estará arrepentido…
Posiblemente ya haya aprendido a dosificar la dosis (valga la redundancia) de sus borracheras crónicas
A nosotros, para el resto de nuestras vidas y mientras esperamos el apocalipsis 2012, la idea de un Dios borracho no nos horroriza, mas bien nos consuela, después de todo, en nuestra imperfección, tenemos una excusa.

(Reflexiones del Abuelo mientras comía en un chiringuito de Liniers de cuyo nombre prefiere olvidarse, y se emborrachaba con mal vino rodeado de “malvivientes”, ( y aténganse a la correcta etimología de la palabra) mientras miraba por televisión la tragedia de Once).