viernes, 11 de febrero de 2011

Editorial

Este blog cumple hoy un mes de vida y para sorpresa de todos los que hemos ido dando forma a Fatale, ha contado con más de seis mil visitas.

Para comenzar a pergeñar este editorial, quiero contaros que aún me sigue persiguiendo el fantasma del papel impreso. Por un lado porque he de reconocer que añoro esa fragancia a tinta recién impresa sobre papel cuché, similar al aroma dulce que te visita desde una panadería cuando, en el amanecer, el insomnio veta algunos sentidos. Y por otro lado me siento feliz, porque dicho insomnio no viene provocado por la espada de Damocles que llena de inquietud a todo el que se aventura en un proyecto editorial: ¿Cómo voy hacer para imprimir el próximo número sin endeudarme aún más?

Liberado de dichas preocupaciones, disfruto del intercambio de ideas y trabajos que proporcionan todos los que hacemos este blog. No hay nada más reconfortante para quienes intentamos construir un espacio creativo que verlo poblarse de formas tan variadas bajo una consigna común, en este inicio, el erotismo. Es una sensación parecida a la de ir de viaje hacia un destino y dejarse llevar por las experiencia que nos propone el viaje, pasar de soslayo por el emblemático monumento, visto en imágenes hasta la saciedad y regalarnos el tiempo en la taberna menos visitadas por los turistas, pero por donde corren las anécdotas mas canallas que erigieron el verdadero carácter del lugar que visitamos.


El erotismo es chispa, nos relaja, nos hace divertir, nos emociona, nos informa, despunta nuestro perfil más atrevido, e igual que esos monumentos de varios siglos atrás, no es sólo lo que caracteriza el lugar que visitamos. El erotismo no es sólo pura sensualidad sexual, y ya puesto a metaforizar, lo que intento decir es que, prefiero también meterme en la taberna más canalla del aposento erótico. Porque el erotismo no es sólo la exposición de unos pechos de suma belleza o de un redondeado trasero perfectamente torneado, el erotismo es placer y a su vez divertimento, y ese mismo placer lo podemos encontrar en una sonrisa, en un cuento, en una protesta, en un chiste ingenioso y cómo no, en un bello cuerpo dibujado o fotografiado con maestría y estilo.


Pronto, Fatale Magazine pasará a ser una página web, pero mi deseo es que este blog siga funcionando al mismo tiempo. El formato de una revista en papel me atrae, me subyuga y la web intentará ser fiel a ese formato, aunque hoy sea sobre el soporte luminoso de la pantalla de un ordenador y no sobre suaves hojas de papel que con deleite vamos pasando con nuestros dedos mientras el resto de nuestros sentidos disfruta con todo aquello que nos atrae, que nos hace sentir ese erotismo atrevido, ingenioso y a veces reflexivo.


Cada mes intentaremos que un número de Fatale Magazine en PDF esté disponible para que lo puedas disfrutar como si del formato de antaño se tratara, y para que también puedas compartirlo con los amigos y conocidos. Y quiero que este editorial sea una especie de declaración de la línea que intentará marcarse Fatale, donde todo aquello que nos proporciona placer y divertimento intelectual y físico tenga cabida y donde todos podáis tener vuestro lugar de encuentro, a la vez que un espacio donde poder también colaborar con este proyecto, si como yo, queréis compartir con los demás esa idea que surge de vuestra mente con letras atrevidas y con esa chispa que nos erotice, que nos haga disfrutar, sonreír o incluso a veces, reflexionar. Fatale Magazine está abierta a todos, es de todos, es para todos.


Estoy muy agradecido a este formato que la herramienta cibernética pone a nuestro alcance, pero como he comentado antes, no quiero dejar de lado mi amor (y acaso mi formación) al clásico medio grafico, a ese amor ahora convertido en resaca de biblioteca que nos resistimos a tirar por más que un PDF minimice el espacio. Por eso, cuanto más avancemos, más reminiscencias a una revista respirara Fatale. Esta segunda editorial, al cabo de un mes, incluso con la que fue su portada en papel, bien quiere retratar la idea, eso sí, aunque tengamos que imaginar el aroma a tinta recién impresa sobre papel cuché y Fatele Magazine ya no se llene de polvo en los estantes de una biblioteca.


Andrés Casabona


martes, 8 de febrero de 2011

Sexy



Diseño: Aixa

Erotismo gastronómico

Aúllan las lobas y las mujeres menstrúan, todas, absolutamente todas menstrúan cuando en el cielo negro la redonda figura pasea oronda su contundente plenitud.
Son las 11 de la noche y apetece comer ancas de rana de primer plato, a la vinagreta, con vino blanco suave y queso caliente... camino por el Borne y encuentro el lugar indicado.
Es un rincón acogedor, vieja cantina decorada con materiales modernos que parecen viejos. Mucha madera, chapa de cinc, ladrillo a la vista. No hay mucha gente y la música ¡gracias al cielo! suena suave. 
Me atienden con solicitud. La camarera tiene un aire a Adriana Gil con un gesto de inocencia un poco mas pronunciado. Hubiera preferido una mujer mas madura, tal vez con ese rostro en que las arrugas son el exponente de una experiencia difícil, pero que conserva el frescor de haber sido apasionada y triunfalmente vivida.
Después de las ancas, un plato adecuado a la luna llena: perdiz roja estofada, una pizca de picante y regada con un buen tinto de rioja ( viña Tondonia 3er año). De postre...un “bourbon” y una caminata que empieza en el Arco del triunfo y termina en el puerto.
He decidido que esta noche el placer debe ser acorde a la cena... solitario y desbordante. Frente al mar, lejos del bullicio del Maremagnun, en las escaleras de amarre de las “golondrinas” y cara a cara con la reina de los poetas, me masturbo.
Siento la calidez de la luz de la luna en mis testículos ( que es como sentirla en el alma pero mas fuerte) y mi mano se transforma en una mano ajena, pálida y sólida, femenina, experta y dominante, que sabe conducirme al éxtasis con la sabiduría de una cortesana. 
El orgasmo llega de súbito y escupo al mar, como premio a mi osadía y me corono “Gran pirata del Mediterráneo”, imitando a los valientes marineros que después de cruzar el Cabo de Hornos por primera vez, se condecoran con el primer pendiente en sus rudas orejas y juramentan solemnemente no dejar subir mujeres a sus barcos.
Tiemblo de los pies a la cabeza.
Me mantengo en posición altiva, con las piernas abiertas, de pie, desafiando a esa musa incontrolable que perturba los sentidos y escucho a mi corazón latir apresuradamente.
La madrugada es la hora de los borrachos, los suicidas y los locos... como soy las tres cosas, regreso al centro de la ciudad y en la calle Santa Mónica busco a “La Paqui”, me la llevo de tascas y en un portal la magreo mientras me bajo los pantalones y se la meto por el culo como a ella le gusta, haciendo caso omiso de ese ridículo apéndice que aun no ha sido capaz de amputarse y que se pone duro contra su voluntad.
- “Todos los hombres me pagan para que se la meta”- me confiesa- “solo tu eres un macho de verdad”.
La insulto, le pego, le hago daño, la desgarro...estoy desbordado de alcohol y no puedo parar. No se lo que hago.
Con suma paciencia ella saca de mi bolsillo el dinero y se lo guarda en las tetas...- “Me gustas mamón, me gustas mucho, pero te estas haciendo viejo”.
Con la bragueta abierta y tambaleante intento parar un taxi. El capullo me muestra el dedo medio enhiesto y paso de malos rollos.
Duermo en una pensión donde me conocen y antes de caer desmayado en la cama, observo que desde la ventana, la luna llena se ríe y me guiña un ojo, estaré tan borracho que escudo una voz dulce al oído que me dice... “que descanses Abuelo, que descanses”...¡Es el reposo del guerrero!

Lelan de Leli  

lunes, 7 de febrero de 2011

Manuel Salvador

"El morbo y las fantasías de ver una imagen seductora entre lúgubres luces y sombras incitan a abrir pequeñas puertas de la cabeza, que están muy escondidas en cada persona y cuando esas puertas se abren, ayudan a redescubrirse uno mismo"

Manuel Salvador nació en Sevilla en 1977. Comenzó a dedicarse plenamente a la imagen en 2007, desde que terminó sus estudios de fotografía, colaborando para revistas como Bedeseme. Durante un tiempo ha estado haciendo carteles y flayers de discotecas góticas de Madrid como el 666 Gothic Club, para publicidad de fiestas temáticas organizadas por Sevilla Gothic en la sala Q y para la desaparecida tienda de ropa gótica Nebelzeit. Tuvo su primer contacto con la moda en la agencia Doble RR, donde realizó algunos trabajos. Actualmente esta inmerso en varios trabajos personales tanto fotográficos como de vídeo y preparando web oficial.

manuelsalvadorfotos@gmail.com







martes, 1 de febrero de 2011

Nociones Intimas ( Crónica real de un bis a bis en una cárcel Argentina)

El punto de vista del encarcelado

Les pido por un momento que se pongan en mi lugar, que no les va a ser difícil, y se imaginen el colmo del antierotismo.

Estos pueden ser variados y con una infinidad de matices. Pero ahora imagínense que quedan de lado las mujeres que no nos gustan, las situaciones indeseables, y solo queda la imposibilidad burocrática de fornicar. La necesidad de una aprobación indeseada para poder dejar de besar con fruición a la mujer que nos gusta para pasar a cojerla con devoción: eso es lo que ocurre cuando estás privado de la libertad.

Necesitas que te autoricen a poder introducir un pene en una vagina y moverlo con la velocidad con que un colibrí bate las alas, si te lo permite el estado físico. Pero uno siempre se agita con la velocidad máxima que nos permite nuestro estado físico, y no siempre está autorizado por la autoridad social o penitenciaria en este caso.

Este tormento que acabo de narrar se manifiesta cuando uno está preso y tiene que aguardar el turno para que le concedan las visitas higiénicas; que de profilácticas solo tienen el apelativo, ya que se efectúan en lugares que de limpios solo mantienen el nombre y el mantenimiento que le dan los propios internos; y solo se dan después de una serie infinita de trámites esponjosos y retóricos. ¡Qué más que dos que se desean amar para otorgar un permiso de cama!

Encontrar en esta situación, sobre todo la primera vez, el paliativo para la angustia y la desazón que permita una erección digna y una lubricación complaciente, es tarea de humanos. Esto quiere decir de una especie culposa y psicológica sumamente adaptable y versátil; es decir, repito, el humano.

¿Cómo me pude calentar la primera vez que ingresé a ese cubículo, receptáculo, habitáculo; todas palabras que finalizan en culo pero que carecen de su significante erótico? No lo puedo explicar con claridad. Pero besar en el infierno el culo de Dios es sumamente agradable.

A partir de ahí solo les pido que se pongan en mi lugar. Si lo logran en dos minutos van a estar con la pija parada, o la concha mojada (por favor, entiendan el argentinismo). Para que se sitúen les voy a contar el paso a paso de la contienda. A uno le fijan una fecha y hora inamovible.

Tantos los componentes afectivos en esa situación que se tornan melosos para un ciudadano común y acaso escaseen lo detalles pornográficos. Pero, claro, a un ciudadano común no le fijan fecha y hora para un encuentro amoroso. Por lo tanto uno debe estar caliente ese día y esa hora. So amenaza de pasar quince días para el próximo encuentro. Recuerdo mi primer visita íntima un día domingo.

La primer hora fue de abrazos e intimidad por el tiempo arrebatado. Caricias, abrazos, besos en la mejilla a medio vestir y tratar de convencer a mi mujer que el gordo marcial que nos había encerrado no nos espiaba por la mirilla del receptáculo, cubículo, habitáculo, y estos van a ser todos los apelativos que use para describir ese lugar, ya que no encuentro otro menos frío, quizás gabinete, pero tiene tantas connotaciones saunescas que prefiero descartarlo. Después de esa primea hora mandó el cuerpo, y pude, con palabras y no con besos, erotizar las luces fluorescentes del ----culo.

Trazar con la imaginación un velo de color lila en todo el lugar e imaginar que nuevamente nos amábamos como en casa. Después de todo las tetas siguen siendo tetas, y un flujo suculento le puede hacer parar la pija aún a un preso, es una comparación valida en este caso.

Recuerdo claramente el momento de meterme nuevamente dentro de mi mujer, y una vez más tener la incerteza de si el placer de ella al sentirse penetrada es comparable al placer masculino de penetrar, aunque ambos sexos afirmen que es así, como afirman que un dolor de huevos es igual a uno de ovarios y que el peso de los testículos es similar al de las tetas. Se lleva pero no se siente...

Dudo de que sea igual, pero es tan misteriosa la comparación que quizá ahí radique su magnificencia y misterio. De una forma o de otra alcancé un placer supremo tal, que una vez que acabé me tiré a su lado y exclamé: “¡Esto es vida!”.

Ella me miró sonriendo como tratando de entender que esa relación anormal bajo esas condiciones anormales fueran motivo de una exclamación y afirmación de certezas ontológicas. Pero si en la mierda te encontrás una margarita, para mí eso es vida. Y por su sonrisa y predisposición confío en que ella lo entendió de esa manera. Digo esto porque se metió mi pija en la boca y busco coronar por segunda vez.


El Ruso

Nociones Intimas ( Crónica real de un bis a bis en una cárcel Argentina)

Punto de vista de la pareja del encarcelado

No pueden ser más pajeros. Son un asco. Si este piensa que me voy a calentar está loco. Solo tengo ganas de llorar y de abrazarme a la almohada, en un cuarto oscuro y sola.

Mientras pienso todo esto, me están deseando unos diez carceleros que saben que yo vengo a coger, hay uno que me hace bajar la vista; mientras revisa las sábanas que traigo me mira las tetas, me da asco, es gordo y tiene choricitos de transpiración mezclada con mugre alrededor del cuello. Se le debe estar parando.

Miro hacia atrás y hacia delante, y veo una larga fila de mujeres que vienen a lo mismo que yo. En un primer momento pienso que deben ser todas mujeres con el coño y los ojos tan secos como los míos, hasta que descubro en el rostro de más de una, esa expresión de ansiedad satisfecha, que da por sentado que en minutos más va a tener una polla, grande o chica, eso no importa, entre las piernas. Hay un espíritu de aceptación carente de hipocresía en toda la hilera: Somos unas veinte mujeres que venimos todas a fornicar.

Me conducen por un pasillo que quiere dar la impresión de que es un lugar agradable, está pintado con un color crema, lo que estaría bien si no fuera porque fue pintado hace unos cuantos años y porque las paredes están llenas de mocos y tinta, mocos quizás de llanto, la tinta de las huellas digitales que nos toman al ingresar.

Ahí lo traen, está flaco, hace tres meses que no veo su cuerpo, ¿me seguirá gustando? ¿Será su pija como me acordaba? Más ancha en el centro, con su gusto a piel guardada y las gotitas de semen que afloran urgentes cuando se la chupo. Ahora me abraza y a mi se me escapa una lágrima junto al beso, cuando lo abrazo siento su olor: Está recién bañado y está comiendo un caramelo de menta. Nos hacen pasar a una habitación con una cama en el centro y una ducha y un inodoro tras un parecita. Toda una suite. Me abraza y me desmorono, estallo en lágrimas insecables. No voy a poder acostarme con él en ese colchón, es peor que el de los hoteles de paso. Las paredes están tatuadas con los cientos de nombres que han derramado sus humores en ese mismo colchón finito en el que pienso que nunca voy a poder acostarme, y el aire que respira él es el que me falta a mí. Después de unos minutos aquí, solo se respira un oxígeno de tumba. Durante unos segundos imagino que va a ser como estar cogiendo en las bóvedas de un cementerio antiguo y abandonado.

Me envuelve y me mima. Tendemos la cama y nos acostamos a llorar abrazados. Ahora que lo miro, como está mucho más flaco pareciera que tiene el pene más grande, se lo digo, se ríe y me contesta tomándoselo desde la base, haciendo que fluya sangre a la cabeza que se va hinchando y brilla.

Me mete la lengua en la boca, siento el gusto de su saliva, su viscosidad familiar y me relajo un poco, aunque no creo que me vaya a calentar. En este lugar de mierda va a ser casi imposible tener una relación normal. Me mira a los ojos y me meto en ellos, lo beso, ahora yo le meto la lengua y me apiado de él, aunque sea le voy a hacer una paja; Le agarro la pija y siento como late a medida que lo pajeo, siento sus dedos alrededor de los pezones, cada vez me masajea con más fuerza los pechos, siento que se va, abandona mi boca para chuparme las tetas.

Cuando me mordisquea mi pezón más sensible siento una sensación casi olvidada con él, solo cuando me masturbo siento esto, me vibra el pubis y sé que se va acercando a mi clítoris, no lo puedo creer, me había olvidado lo hermoso que es sentir el ida y vuelta de su lengua a lo largo de mi comando supremo, tan olvidado por lo hombres y tan glorificado por nosotras; Es como si mi clítoris midiera un metro, y él deslizara la lengua a paso de caracol, me estoy empapando y ahora se la quiero chupar yo, lo traigo hasta que tengo su pija frente a mi boca, lo encierro y saboreo casi al fondo de mi lengua una gota riquísima.

Ya no pienso en nada más que en coger, los dos ya estamos gimiendo y no veo la hora de que se me suba encima y me coja fuerte. Parece que me oye los pensamientos, porque separa su boca de mi concha y yo despego la mía de su verga, y ahora si, me la mete y me arranca un gemido y lo miro a los ojos nuevamente y ya no me meto en ellos como recién, ahora se están mirando dos animales calientes que no tienen tiempo de meterse en los ojos del otro, ya que para lo único que quieren usar los ojos es para mirar como el otro esta siendo fornicado por uno, como el otro goza, y eso hace mi gozo.

Y nos seguimos mirando y cada vez se mueve más rápido y más fuerte, y me empiezan a temblar los labios vaginales, siento como si una piedra cayera al agua y los circulitos que va formando ahora se estuvieran desplazando dentro mío, y ahora... y ahora perdónenme, los dejo. Voy a acabar.

Simona Tucena