miércoles, 6 de julio de 2011

De día

Ella era marea. 
Él fue sol.


Ella hacia movimientos
para adelante y para atrás,
Él de abajo hacia arriba
y viceversa. 
Ella tenía un andar constante, 
Él sólo dos veces al día


A Ella le perturbaba la quietud de Él
aunque sabía que se mantenía en lo mas alto
para verla bailar, bailar, bailar.


Él admiraba ese vaivén de esfuerzo,
ese sutil desprecio que le provocaba
ser observada mientras danzaba. 


Ella... se fue animando.
Y Él... escondiendo 
Ella... siguió en la búsqueda,
sabiendo que mañana,
bien tempranito 
volvería ser observada, sentida. 
Porque por las noches solo se movían
para adelante y para atrás
con la única intensión que Él        
no viera la luna/esa, 
esa invasora
reflejada sobre Ella.


Natalio Pochak

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